Para crear un buen libro o una magnífica historia, siempre es necesario tener una inspiración, y los escritores siempre están en la búsqueda de esta. Es por ello que en mucha literatura de gran reconocimiento, encontrarás la ciencia como tema central, o como una notable explicación para el desarrollo de la trama.
William Shakespeare (1564 – 1616)
Durante el renacimiento inglés, surgieron nuevos conocimientos, donde se destacan la alquimia y la astronomía, pero aún no era fácil diferenciarlas de la química y la astrología, respectivamente, como ocurrió con los oficios del herrero y cerrajero en sus inicios.
Todas estas novedades fueron motivo de inspiración del genio literario William Shakespeare, para crear nada menos que 30 obras de teatro y algunos sonetos que aún en la actualidad, son invaluables.
Por ejemplo, en su obra La Tempestad (1610), habla de Próspero, quien tenía el poder de dominar los elementos con la ayuda de Ariel, un espítiru. Y todo esto era posible, gracias al amplio conocimiento que obtenía de sus libros, a tal punto de ser considerados un tesoro mayor que todo el reino.
Situaciones como la expuesta en la obra, se han evidenciado en la vida real, claro, apartando las características fantasiosas, pero es innegable que el conocimiento que guardan muchos libros antiguos, han proporcionado gran poder a algunos personajes que han dado mucho de que hablar en la historia de diversos países.
Galileo Galilei (1564 – 1642)
El nombre puede resultar un poco extraño en el sentido literario, sin embargo, Galileo Galilei fue un reconocido astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico, con un papel importante en la Revolución Científica.
Pero también hizo aportes al mundo literario, como es el caso de su ensayo titulado Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo ptolemaico y copernicano (1632). Aquí, Galilei creó personajes que entablan una discusión acerca de las diferentes formas de comprender al universo, sin embargo, se puede presumir que en realidad el autor intentó transmitir las diferentes ideas revolucionaras respecto al tema.
Pero aquí fueron expuestos argumentos relacionados al movimiento de los planetas alrededor del sol, razón suficiente para que se incluyera entre las obras prohibidas para la época, sin embargo, logró ser rescatada en el año 1822.
Bernard Le Bovier de Fontelle (1657 – 1757)
Escritor y filósofo francés, quien escribió una obra conocida como Conversación sobre la pluralidad de los mundos (1686). Aquí el autor se encargó de expresar de una manera muy agradable, las ideas de la astronomía moderna de la época.
Dividió todo el contenido en 6 capítulos, y cada capítulo fue considerado como una noche de conversaciones entre una dama noble y un caballero de amplio conocimiento.
La manera como fue manejada toda la información que contenía fue muy bien recibida, a tal punto de ser considerada la primera obra de divulgación científica. Esto le permitió a Fontelle ser nombrado Secretario Vitalicio de la Academia de Ciencias de Francia, un cargo que con gusto ocupó, desde 1697 hasta su muerte.